El presentador de TV y político brasileño Wallace Souza enfrenta acusaciones de haber encargado los crímenes violentos sobre los que informaba y despotricaba.
Parece que lo que mejor se le está dando a Netflix es la realización de documentales sobre sucesos escabrosos o abiertamente polémicos en nuestros países. En México, está "1994", un documental de escaso interés para un público extranjero, e incluso de escaso interés para el público mexicano. Este, titulado originalmente "Bandidos na TV" se encuentra más en la línea de "Making a murderer", en donde se documenta la podredumbre del sistema judicial. En ambos casos, el estadounidense y el brasilero, a través de presentar los hechos sin una narración preestablecida, y como un documental que se respete, documenta los hechos escuetamente, dejando en el espectador la valoración de lo mostrado.
En el caso de "Making a murderer" (del cual compartí una nota para esta página pero por algún motivo no ha sido subida), el documental ha sido acusado de ser parcial, de dar, sobre todo en la segunda emisión o temporada, sólo la visión de una parte, la del acusado, pero es comprensible que ni la familia de la víctima ni las autoridades judiciales del condado de Manitowoc quieran dar entrevistas. En el caso de esta serie documental sobre el caso, que yo desconocía, del conductor de televisión y diputado Wallace Souza acusado de mandar matar criminales para elevar los ratings de audiencia de su programa de televisión, el resultado es igualmente demoledor para el espectador.
Los paralelismos entre este caso y el de Steven Avery son asombrosos. En ambos casos, un sistema judicial abiertamente desconfiable, abiertamente corrupto, que no parece inmutarse ante su propio proceder, todo el peso del Estado, en este caso de la zona de Manaos en Brasil, en el otro del condado de Manitowoc y el estado de Wisconsin, con tal de aplastar y dejar hecho mierdas al acusado. En ambos casos, la muerte y la descalificación del acusado es el destino final.
Demoledor, absolutamente asombroso, este documental nos hace ver que en todo el continente, desde el Río Bravo hasta Tierra del Fuego, compartimos una misma preocupación y temor: la abierta desconfianza ante la colusión entre las autoridades judiciales y las policiales. Aquí se repite la observación de los abogados de Steven Avery: "Uno puede decidir no cometer nunca un asesinato como ley de vida, pero si el sistema judicial te acusa de cometer un asesinato, más vale tener suerte con eso".
Impresionante documental. De obligada vista. Ampliamente recomendable.
Parece que lo que mejor se le está dando a Netflix es la realización de documentales sobre sucesos escabrosos o abiertamente polémicos en nuestros países. En México, está "1994", un documental de escaso interés para un público extranjero, e incluso de escaso interés para el público mexicano. Este, titulado originalmente "Bandidos na TV" se encuentra más en la línea de "Making a murderer", en donde se documenta la podredumbre del sistema judicial. En ambos casos, el estadounidense y el brasilero, a través de presentar los hechos sin una narración preestablecida, y como un documental que se respete, documenta los hechos escuetamente, dejando en el espectador la valoración de lo mostrado.
En el caso de "Making a murderer" (del cual compartí una nota para esta página pero por algún motivo no ha sido subida), el documental ha sido acusado de ser parcial, de dar, sobre todo en la segunda emisión o temporada, sólo la visión de una parte, la del acusado, pero es comprensible que ni la familia de la víctima ni las autoridades judiciales del condado de Manitowoc quieran dar entrevistas. En el caso de esta serie documental sobre el caso, que yo desconocía, del conductor de televisión y diputado Wallace Souza acusado de mandar matar criminales para elevar los ratings de audiencia de su programa de televisión, el resultado es igualmente demoledor para el espectador.
Los paralelismos entre este caso y el de Steven Avery son asombrosos. En ambos casos, un sistema judicial abiertamente desconfiable, abiertamente corrupto, que no parece inmutarse ante su propio proceder, todo el peso del Estado, en este caso de la zona de Manaos en Brasil, en el otro del condado de Manitowoc y el estado de Wisconsin, con tal de aplastar y dejar hecho mierdas al acusado. En ambos casos, la muerte y la descalificación del acusado es el destino final.
Demoledor, absolutamente asombroso, este documental nos hace ver que en todo el continente, desde el Río Bravo hasta Tierra del Fuego, compartimos una misma preocupación y temor: la abierta desconfianza ante la colusión entre las autoridades judiciales y las policiales. Aquí se repite la observación de los abogados de Steven Avery: "Uno puede decidir no cometer nunca un asesinato como ley de vida, pero si el sistema judicial te acusa de cometer un asesinato, más vale tener suerte con eso".
Impresionante documental. De obligada vista. Ampliamente recomendable.