En 1994 el español Pablo Ibar es arrestado y sentenciado a muerte por un triple asesinato ocurrido en el sur de Florida. El atroz crimen es recogido por una cámara de seguridad oculta en una estantería de la vivienda donde se produjeron los hechos. En las imágenes se puede ver a dos personas perpetrando a sangre fría los asesinatos. El parecido de uno de los asesinos con Pablo Ibar sirve para sentarlo en el banquillo de los acusados, aunque la baja calidad de las imágenes impide asegurar que sea él. En 2016 y tras 16 años en el corredor de la muerte, los abogados de Ibar consiguen reabrir el caso alegando numerosas irregularidades durante el proceso además de la debilidad e inconsistencia de las pruebas. De nuevo en la casilla de salida, Pablo Ibar se prepara para un nuevo juicio en el que la fiscalía continúa pidiendo para él la pena máxima. Esta será su última oportunidad.
Nuevamente, muchas gracias. La película sobe el caso es sin duda, decepcionante y exculpatoria.
Veremos si el documental tiene un ánimo mas ambivalente y cuestionador acerca de las evidencias.
Lo esperaba con muchas ganas.
Documental sobre un brutal crimen que quedó grabado en video porque la víctima tenía una cámara oculta en la sala de su casa.
Realizado desde la perspectiva del acusado, procurando presentarlo como otra víctima más de la corrupción e ineptitud policiaca, y con un doblaje al español sobre la versión original en inglés con subtítulos, el resultado es que el propio documental, que tardó un cuarto de siglo en ser grabado, no parece exculpar a Pablo Ibar, exactamente como la evidencia parece sugerir.
El caso es dramático porque además de las tres víctimas originales, dos mujeres y un hombre, asesinados a sangre fría por parte de dos asesinos que se introducen en la casa de la única víctima masculina, los documentalistas y la defensa de uno de ellos, Pablo Ibar, buscan exculpar a este último a partir de la ya conocida estrategia de los abogados defensores: decir que la evidencia incriminatoria fue manipulada y que las muestras de ADN que inculpan al acusado son el fruto de una contaminación cruzada.
Fue la estrategia de la defensa de O.J. Simpson, que lo libró de la pena de muerte. Pero no lo exculpó. Todo mundo sabía y sabe que él mató a su ex-mujer y a su amante, y que fue su dinero lo que lo salvó de una segura condena a muerte. Con muchos menos recursos que aquél, la defensa de Pablo Ibar intenta conseguir el mismo veredicto para su cliente.
Su cómplice fue exculpado en un juicio separado, del cual no se sabe nada hasta el momento en que lo liberan, pues el documental se centra en Pablo Ibar y no en su cómplice, así que como espectadores no sabemos qué estrategia siguió su defensa para obtener tal veredicto, pero como señala la hermana de una de las víctimas, que hayan anulado la condena de pena de muerte no necesariamente significa que no haya estado involucrado en los asesinatos.
Pese a ser un documental que desde el principio toma partido por el presunto culpable en vez de las víctimas del horrendo crimen, la evidencia (el video grabado, pese a su baja resolución) y los testimonios de los testigos parecen condenar al acusado, y su culpabilidad parece estar más allá de toda duda razonable.
En otras palabras, pese a que pudiera haber algunas dudas con respecto a los procedimientos policiacos y a la inmaculada imagen de la policía, la evidencia (que en ningún caso es meramente circunstancial) parece ser suficiente para condenar al acusado, más allá de esas dudas, perfectamente razonables.
Buen documental, que quizá no daba para seis episodios, alargado un poco en exceso, pero vale la pena verlo. Para mí, el acusado, Pablo Ibar, es culpable de los asesinatos, y obtuvo su merecido, más allá de toda duda razonable.
Nuevamente, muchas gracias. La película sobe el caso es sin duda, decepcionante y exculpatoria.
Veremos si el documental tiene un ánimo mas ambivalente y cuestionador acerca de las evidencias.
Lo esperaba con muchas ganas.
Documental sobre un brutal crimen que quedó grabado en video porque la víctima tenía una cámara oculta en la sala de su casa.
Realizado desde la perspectiva del acusado, procurando presentarlo como otra víctima más de la corrupción e ineptitud policiaca, y con un doblaje al español sobre la versión original en inglés con subtítulos, el resultado es que el propio documental, que tardó un cuarto de siglo en ser grabado, no parece exculpar a Pablo Ibar, exactamente como la evidencia parece sugerir.
El caso es dramático porque además de las tres víctimas originales, dos mujeres y un hombre, asesinados a sangre fría por parte de dos asesinos que se introducen en la casa de la única víctima masculina, los documentalistas y la defensa de uno de ellos, Pablo Ibar, buscan exculpar a este último a partir de la ya conocida estrategia de los abogados defensores: decir que la evidencia incriminatoria fue manipulada y que las muestras de ADN que inculpan al acusado son el fruto de una contaminación cruzada.
Fue la estrategia de la defensa de O.J. Simpson, que lo libró de la pena de muerte. Pero no lo exculpó. Todo mundo sabía y sabe que él mató a su ex-mujer y a su amante, y que fue su dinero lo que lo salvó de una segura condena a muerte. Con muchos menos recursos que aquél, la defensa de Pablo Ibar intenta conseguir el mismo veredicto para su cliente.
Su cómplice fue exculpado en un juicio separado, del cual no se sabe nada hasta el momento en que lo liberan, pues el documental se centra en Pablo Ibar y no en su cómplice, así que como espectadores no sabemos qué estrategia siguió su defensa para obtener tal veredicto, pero como señala la hermana de una de las víctimas, que hayan anulado la condena de pena de muerte no necesariamente significa que no haya estado involucrado en los asesinatos.
Pese a ser un documental que desde el principio toma partido por el presunto culpable en vez de las víctimas del horrendo crimen, la evidencia (el video grabado, pese a su baja resolución) y los testimonios de los testigos parecen condenar al acusado, y su culpabilidad parece estar más allá de toda duda razonable.
En otras palabras, pese a que pudiera haber algunas dudas con respecto a los procedimientos policiacos y a la inmaculada imagen de la policía, la evidencia (que en ningún caso es meramente circunstancial) parece ser suficiente para condenar al acusado, más allá de esas dudas, perfectamente razonables.
Buen documental, que quizá no daba para seis episodios, alargado un poco en exceso, pero vale la pena verlo. Para mí, el acusado, Pablo Ibar, es culpable de los asesinatos, y obtuvo su merecido, más allá de toda duda razonable.
lmrecillas lo cagaste con esto ultimo que escribiste.
Gracias por todo.....