REPARTO |
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Daniel Giménez Cacho. |
SINOPSIS |
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Una inmersión profunda en el trabajo del reconocido periodista mexicano Manuel Buendía busca esclarecer su asesinato y los vínculos entre la política y el narcotráfico. |
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Daniel Giménez Cacho. |
SINOPSIS |
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Una inmersión profunda en el trabajo del reconocido periodista mexicano Manuel Buendía busca esclarecer su asesinato y los vínculos entre la política y el narcotráfico. |
Muchas gracias por subir este interesante documental.
Habría qué aclarar, en aras de la precisión, que eso de "reconocido periodista" es un mote justificado, aunque no con tintes elogiosos. Buendía era un periodista riguroso, pero también chantajista, que usaba la información no en un sentido periodístico, sino en uno de presión y obtención de beneficios. Desde su muerte, los rumores de que esta fue provocada por alguien en las altas esferas de la política o incluso algunos criminales corrieron como pólvora. Yo era muy niño, pero el nombre de Manuel Buendía era el de un periodista acomodaticio, chantajista, manipulador, entre otros. Y tampoco fue que su muerte fuera muy llorada, al menos lo fue en público, pero en muchos sectores del mundo público, especialmente de la opinión pública, muchos se alegraron por su muerte, bien fuera porque habían sido afectados por su forma marrullera de ejercer el periodismo, o bien porque desde la sociedad se sabía (a través de sospechas por sus evidentes lazos con el poder) de sus corruptelas y chantajes. Algo no muy distinto pasaría hoy si lo mismo le sucediera a "periodistas" como a Loret de Mola (Lord Montajes, como se le conoce en México) o a Ciro Gómez Leyva, periodistas sin la menor ética periodística, y como su predecesor, con evidentes lazos con el poder político, es decir, personajuchos totalmente desprestigiados.
Hasta la fecha, jamás se procesó a nadie por el crimen contra Manuel Buendía, y permanece impune. Es probable que todos los involucrados ya hayan muerto. Su muerte, más bien asesinato, ocurrió cuando el poder político en México era aún absoluto, y cuando nada ocurría (ni el atardecer ni la caída de hojas en el otoño) en el país sin el conocimiento del presidente de la República. Si nunca hubo responsables de ese crimen, fue justamente por eso.