REPARTO |
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Gal Ben Ari, Hagay Barel, Michael Bauer, Gil Birman, Amir Bushari, Eyal Cohen, Alona Elichai, Daniel Gal, Carlos Gharzuzi, Amit Gross, Alon Hamawi, Or Ilan, Shahar Kaikov, Nisim Levi, Yaniv Levi, Dan Mor, Daniel Naaser, Hadas Neustein. |
SINOPSIS |
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La historia real del secuestro de 41 pasajeros y un conductor de autobús en Israel en la década de los ochenta. Entre el terror y verdaderos actos de heroísmo, los involucrados vieron sus vidas transformadas para siempre. Del director de la aclamada serie Fauda. |
Sin ritmo ni originalidad, actuaciones que no dicen nada, aburridísima, no destaca.
El film muestra la locura de lo que es esa parte del mundo: terroristas de un lado (en este caso eran palestinos) y terroristas del otro (los israelíes).
No hay buenos ni malos (por más de que EEUU y las películas nos quieren hacer ver que los árabes son todos terroristas y, los israelíes, carmelitas descalzas) en un contexto de violencia generalizada.
Estaría bueno que el cine contara alguna vez la verdad de lo que allí sucede.
Muy bien hecha. Hechos reales.
El incidente ocurrió el 12 de abril de 1984 en Israel. Un grupo de cuatro palestinos pertenecientes al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) secuestraron un autobús de pasajeros en la Ruta 40, cerca de la ciudad de Ashdod. El autobús transportaba a unos 40 pasajeros en ese momento.
Los secuestradores amenazaron con hacer estallar el autobús y matar a los pasajeros si sus demandas no eran cumplidas. Sus demandas incluían la liberación de prisioneros palestinos detenidos en Israel.
Las autoridades israelíes respondieron rápidamente al secuestro. Lanzaron una operación de rescate en la que se desplegaron unidades de élite, como el Sayeret Matkal, para liberar a los rehenes. Después de horas de negociaciones y enfrentamientos, los soldados israelíes lograron tomar el control del autobús y liberar a los rehenes. Tres de los cuatro secuestradores murieron durante la operación, y el cuarto fue capturado.
Actuaciones berretas, un guión que derrapa sin dirección para llevar la historia forzada, casi una maqueta de cómo se cuenta una historia.
Las tomas son un remedo de Hollywood, sin gracia, pretendiendo un "supuesto" realismo.
En la vida real, los secuestradores capturados fueron cobardemente asesinados por el Shin Bet (el servicio secreto israelí) y ninguno de los responsables de esa barbarie fue condenados, es más, alguno hasta llegó a diputado en el parlamento de Israel.
La agenda de la progresía mezclada con el sionismo de la derecha israelí completan el errado cuadro de un fracaso más de este señor que no sé quién le paga las películas, porque una es peor que la otra.